Ebro Foods es el líder mundial del arroz; SOS, que tiene todavía pendiente un cambio de nombre, la mayor empresa aceitera del planeta, con marcas como Bertolli, Carbonell o Koipe.Conscientes de su gran potencial de crecimiento, y según han confirmado fuentes próximas a las empresas, ambas están estudiando una gran alianza comercial para aprovechar de forma conjunta sus redes de distribución y crecer así con más fuerza en el exterior.
Antes de alcanzar el acuerdo para que Ebro suscribiera parte de su ampliación de capital y se incorporara al accionariado, SOS estuvo negociando precisamente con un grupo aceitero norteamericano, Bunge, en esta misma línea. La idea es que entrara en su capital, cosa que al final no se ha producido, y que le ayudará a la distribución de sus productos en Estados Unidos.
Para SOS, lo más importante, en cualquier caso, es que tras haber logrado refinanciar su deuda, por 1.040 millones de euros, y estabilizar su accionariado tras la llegada de Ebro, por primera vez puede mirar al futuro pensando en crecer y no sólo en realizar provisiones en sus cuentas. Aunque mantiene así abierta una querella en la Audiencia Nacional contra los antiguos gestores, los hermanos Jesús y Jaime Salazar, por el presunto desvío de 240 millones de euros, todo indica que la empresa está en disposición de pasar página.
A la espera además de que tras dos años de pérdidas, la empresa pueda volver a los beneficios -eso es lo que tenían previsto al menos los analistas para 2010- el principal problema es que la bolsa sigue sin responder. Las acciones de SOS bajaron el pasado viernes un 3,08 por ciento y cerraron la primera semana bursátil del año con una depreciación del 39,4 por ciento. Todo ello coincidiendo con el estreno en la negociación de los 829,36 millones de nuevas acciones de la triple ampliación de capital ejecutada.
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