Portavoces de la empresa han declinado hacer comentarios, pero las mismas fuentes conocedoras de las conversaciones del grupo con la banca acreedora han señalado que la operación se cerrará presumiblemente antes de fin de mes, cuando se acuerden los flecos que todavía quedan pendientes.
En líneas generales, la banca acreedora, liderada por el Banco Popular y "la Caixa", se comprometen a suscribir una nueva ampliación por la que convertirán deuda en capital por un valor cercano a los 1.700 millones.
Para ello, el grupo Inmobiliaria Colonial tendrá que convocar una nueva junta extraordinaria que de el visto bueno a esta parte de la operación que supone reordenar el 35% de la deuda.
Otros 980 millones de deuda quedarán aparcados en una filial donde Colonial concentrará la gestión de suelo y la actividad promotora residencial.
Por último, el grueso de la deuda, cerca de 2.200 millones, dependerá de la sociedad en la que Colonial agrupará las joyas de la corona: los edificios de oficina en renta de la actividad patrimonial situados en su mayoría en las ciudades de Madrid, Barcelona y París.
La actividad generada por las rentas de estos inmuebles cubre de sobra la amortización de esta deuda, según han señalado las fuentes consultadas.
Con esta reestructuración del crédito Colonial acaba de reordenar su balance para garantizar la viabilidad del grupo y poder aprovechar la recuperación del mercado inmobiliario cuando ésta se produzca dentro de unos años.
El primer paso en esta reestructuración se dio el pasado mes de diciembre cuando los fondos de inversión Colony Capital y Orion compraron al banco de negocios estadounidense Goldman Sachs su parte en la deuda de Inmobiliaria Colonial, que rondó los 1.000 millones de euros, con lo que acabarán teniendo cerca del 20% del capital de la sociedad.
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